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HIRUKI ’19 THE LAST SUNDAY OF THIS YEAR

Domingo 29 de diciembre de 2019, el último del año. Una cita madrugadora para ir desde Bilbao hasta Algorta, donde en la plaza Tellagorri estamos convocadas las artistas que participamos en Hiruki ’19: Maite Mentxaka, Eugenia Guridi, Animala, LaTrini, Santi SOS, David Larrínaga, Hibernando y una misma, Daniela Bartolomé.

Un gran letrero amarillo da nombre al evento ocupando como una gran pancarta, el espacio entre dos árboles. El centro de la triangulada plaza es para los soportes de madera que serán, una vez concluído nuestro trabajo artístico, lo que adorne con todos los colores este día.

Nos arroparon estupendamente Garrobi, asociación que promueve la iniciativa, compuesta por Aintza, Rafa, Adi, Ibon, Gaizka, a quienes no quiero dejar de agradecer todos los cuidados, la buena onda, la sintonía, un placer porque cuando el arte en sus mil versiones se agrupa es para provocar algo grande, ancho, que contagia de belleza, y que independientemente de quienes sean los portadores o portadoras, se reconoce.

Cada artista, decoró, llenó, creó, inventó, coloreó, y trabajó en su mural, todas diferentes, todas distintas, las técnicas y los contenidos, pero entroncadas en algo común; el arte llevado a pie de calle, para disfrute propio y del viandante, del vecindaje, qué bonito que acostumbremos a los conciudadanos a salir de casa y encontrarse con la belleza de la pintura, la música, la performance, el collage, la poesía, la danza…¡Gracias getxotarras! De agradecer vuestra acogida y vuestra mirada cómplice, vuestros comentarios, y a las niñas y niños que con sus manitas también contribuyeron en esto de hacer en comunidad.

Volamos, danzamos, fuimos etéreos por un rato, mezcladas con las cuerdas y una guitarra, con una música y una voz especiales. EZKERRIK ASKO!!!!

 

© Daniela Bartolomé

Mi trabajo en el Hiruki respondió a indagar información sobre el municipio donde se llevaba a cabo el evento, Algorta, con gran tradición marinera. Una localidad muy vinculada a la costa vasca y a sus ancestros ligados a la mar.

Por ello mi creación representaba el Puerto Viejo, un conjunto de casitas que en una empinada pendiente y muy abigarradas, eran las viviendas de los marineros desembocando en una pequeña playa, donde reposaban sus barcas. De esa idea surge, la ballena, que en otros tiempos fueron cazadas por marineros vascos en las aguas de Groenlandia.

Y como colofón una serie de doce haikus inspirados en estos hechos, y en la idiosincrasia del lugar, con su faro, su puerto…todo recordando ese pasado que está también implícito en este presente.

Getxo mira al mar desde Santa María enamorado

Puerto del Abra, la casa de náufragos moja su enagua.

Desde Aixerrota el molino contempla gaviotas y olas.

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